La disciplina es necesaria para lograr los objetivos que te propongas y disfrutar de buena calidad de vida. Muchas veces, lo que es bueno para la salud implica incomodidad, pero te aseguro que el dolor de la disciplina es menor que el dolor del arrepentimiento. Por eso, hoy te acercamos consejos prácticos para convertirte en una persona más disciplinada.
1. Amigate con la disciplina |
La disciplina tiene mala fama desde que renegábamos para hacer la tarea para el colegio. Pero ser disciplinado es, en realidad, actuar en favor de nuestros intereses y objetivos; significa no dejar nuestra vida a merced de nuestras emociones, sino actuar acorde a nuestras convicciones. Es tu versión disciplinada la que te va a ayudar a conseguir lo que querés, en especial lo que hoy te parece demasiado lejano y difícil de alcanzar |
2. Buscá a las personas correctas para rendirles cuentas |
Mi método preferido y el que fue más efectivo para mí, es tener a alguien a quien rendirle cuentas. Compartir tus metas con alguien y tener que rendir cuentas regularmente aumenta significativamente tu compromiso. Elegilas bien para que te obliguen a hacerte responsable de esos cambios, y vas a ver cómo aumenta tu nivel de disciplina.¿Te cuesta pensar en a quién rendir cuentas? Puede deberse a que tus círculos cercanos no acompañan tus objetivos de salud. |
3. Facilitá los buenos hábitos con organización cotidiana |
Utilizá la organización para hacer más accesibles las tareas que querés incorporar en tu vida y dificultar los comportamientos que querés evitar. Si tu objetivo es comer saludable, creá un sistema que te permita comer bien y te limite el acceso a la comida chatarra. La organización cotidiana es simple de mejorar. Hacé un plan, escribilo, detallalo al máximo, anticipá las dificultades que puedan surgir y cómo solucionar cada una de ellas. |
4. Cuidate a vos mismo como cuidarías a otros |
A menudo nos resulta más fácil atender las necesidades de los demás que las propias. Mentalizate para considerarte a vos mismo como una persona más de la cual estás a cargo. De ahora en más, tenés que cuidar de la salud y el bienestar de la persona que ves en el espejo todas las mañanas al levantarte. |
5. Transformá acciones beneficiosas en hábitos |
Todas las acciones o tareas que realizamos diariamente tienen el potencial de volverse un hábito, ya sea bueno o malo, a fuerza de repetición. Pero la realidad es que tardamos mucho más tiempo en formar hábitos difíciles como hacer ejercicio todas las mañanas, que en formar hábitos sencillos como apagar la alarma del despertador y seguir durmiendo. A más difícil de realizar sea la acción y a más fuerza de voluntad requiera, más difícil es que pueda transformarse en un hábito. Por eso, para cambiar un mal hábito o construir uno nuevo, es clave que empieces con acciones que no te representen un esfuerzo excesivo. ¿Qué separa a la repetición de la acción de la formación exitosa del hábito? Tener disciplina. Por más que cueste, construir buenos hábitos es esencial no solo por salud o productividad. Si logramos automatizar tareas beneficiosas para nuestra salud y calidad de vida, ahorramos fuerza de voluntad para aprovecharla en otras áreas de la vida, como pasar tiempo de calidad con familia y amistades, desarrollarnos profesionalmente o dedicarnos a pasatiempos que nos hagan sentir realizados. |
6. Ordená tus prioridades |
Es mucho más fácil ser más disciplinados si cubrimos nuestras necesidades biológicas básicas primero. Es mucho más fácil mejorar nuestra disciplina y tomar buenas decisiones si tuviste el descanso correcto y un buen nivel de sueño profundo por la noche, y si ejercitás lo suficiente para estimular a tu cerebro. Para ser más disciplinado, mejorá tu calidad de sueño, tu alimentación y tus hábitos de ejercicio. |
7. Meditá para mejorar tu gestión emocional |
La práctica de la meditación, especialmente la enfocada en compasión, te puede ayudar a gestionar mejor tus emociones, aumentando tu capacidad para lidiar con el estrés. Cuando mejorás la gestión del estrés y las emociones, te vas a encontrar con mejoras en tus tareas diarias. |
8. Incorporá el estoicismo |
El estoicismo es una filosofía antigua que se basa en el autocontrol, la sabiduría y la resistencia ante la adversidad. Nos enseña a enfocarnos en lo que está dentro de nuestro control, aceptando y adaptándonos a lo que no podemos cambiar. Desde esta perspectiva, las situaciones difíciles y poco placenteras son una oportunidad para fortalecer nuestro carácter. Para aumentar tus niveles de disciplina, necesitás aprender a disfrutar de lo desafiante y lo incómodo. Si nos dedicamos a aprender a disfrutar de las cosas que no nos encantan, tarde o temprano vamos a estar viviendo sin tareas que detestemos y vamos a ser capaces de disfrutar mucho más del día a día. |
9. Reformulá tu identidad acorde a tu objetivo |
Cómo te ves a vos mismo influye en tus acciones. Hay una gran diferencia entre considerarte “alguien que debe ejercitarse” o un atleta, o verte como “alguien que intenta dejar de fumar” versus considerarte no fumador. Verte a vos mismo como atleta o no fumador puede hacer que las prácticas saludables se sientan menos forzadas, más naturales, parte de quien sos o querés ser. Empezá por el cambio de mentalidad e identidad que te impulse a cumplir con tus objetivos. |
10. Motivate con recordatorios |
Cualquier tipo de recordatorio destinado a cumplir tus objetivos juega un rol clave, ya sean fotos, notas, o el fondo de pantalla de tu teléfono. Lo importante es reencontrarte seguido con las razones por las cuales te esforzás y utilizar el estado emocional que genera el recuerdo como motivación para seguir. |
La disciplina que construyas para hacerte cargo de tu salud, te va a permitir cultivar buenas relaciones con los demás, tener mejores posibilidades laborales y alcanzar metas que hoy pensás que son inalcanzables. Siempre va a valer la pena esforzarte para ser más disciplinado.
Fuente: Dr. De la Rosa
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