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El peso de la cabeza, el reposo de la mente.

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Cuando la cabeza se adelanta, el cuerpo se pierde


Vivimos tiempos en los que la cabeza se adelanta. Se adelanta al mirar el celular, al sentarnos frente a una pantalla, al cargar la ansiedad de lo que está por venir. Se adelanta también cuando el pecho se retrae y la conciencia se desconecta del eje. Esta postura, aparentemente común y silenciosa, puede generar desequilibrios profundos tanto a nivel estructural como funcional.


El Yoga Iyengar no observa el cuerpo como una figura externa que hay que acomodar, sino como una totalidad donde cada parte tiene un impacto real sobre la conciencia, la salud y la energía. Por eso, ante la postura de cabeza adelantada, el enfoque no es simplemente corregir la forma, sino comprender las causas y consecuencias de esa desalineación, tanto en lo visible como en lo invisible.


Es en este contexto donde se hace necesario traer a la conciencia los siguientes:

Aspectos anatómicos y fisiológicos relevantes


  • Cabeza adelantada (Forward Head Posture - FHP):

Esta postura acorta la musculatura suboccipital, tensa los escalenos, estrecha los espacios intervertebrales y puede afectar el flujo sanguíneo de las arterias vertebrales al generar compresión o alteraciones biomecánicas en los forámenes transversos.

Se produce una hiperextensión de la región cervicocraneal superior (occipital sobre atlas y axis) y una flexión compensatoria en las vértebras cervicales inferiores.


  • Arterias vertebrales y presión arterial / cefaleas:

Al verse comprometido el trayecto de la arteria vertebral (especialmente entre C1 y C2), puede haber una disminución del flujo sanguíneo hacia el tronco encefálico y el cerebelo, lo que puede producir:

  • Cefaleas vertebrobasilares (dolores de cabeza pulsátiles o tensionales)

  • Mareos o vértigo

  • Fatiga visual

En casos crónicos, alteración en el tono autonómico, lo que puede afectar la presión arterial e incluso el sueño.


  • Sistema nervioso simpático:

Las fibras simpáticas que recorren las arterias vertebrales también pueden verse irritadas por la tensión en los músculos escalenos, elevadores de la escápula y trapecios, lo cual genera:

  • Insomnio

  • Hipervigilancia

  • Irritabilidad nerviosa


Estas consecuencias no son abstractas: se sienten. El practicante puede llegar a la sala de yoga con insomnio inexplicable, con presión elevada, con un dolor que asciende desde el cuello hacia la sien. Y muchas veces, detrás de esos síntomas, hay una raíz postural profunda que el cuerpo ha mantenido por años sin ser vista.


En la tradición del Yoga Iyengar, no se fuerza el cuerpo a volver al centro: se lo guía. Se lo invita a recordar el eje, a despertar la conciencia en las zonas adormecidas, a liberar la tensión innecesaria. La práctica se convierte así en una herramienta de reeducación profunda del sistema nervioso, del tono muscular y de la percepción interna.


Como dijo Geeta Iyengar:

“Cuando el cuello no tiene soporte, la mente no tiene reposo. El sistema nervioso solo puede calmarse si la cabeza, el cuello y el corazón están en armonía.”


Esa armonía es más que una alineación física. Es un estado de coherencia interna. Cuando la cabeza vuelve a su lugar —no solo sobre la columna, sino en la conciencia del presente —, el cuerpo se estabiliza, la respiración se profundiza y la mente descansa.

Entonces, el cuerpo se convierte de nuevo en un lugar habitable. Y la práctica deja de ser solo movimiento para convertirse en medicina.


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